miércoles, 24 de mayo de 2017

Rumbo a Nunca Jamás.

Ramón Alvarez, arquitecto natural de Allariz (Orense), encontró en la casa de su suegro un gran número de hormas de zapato y decidió ceder algunas a sus amigos artistas, para que desarrollasen obras a partir de ellas; así nació Andante. Luego fueron apareciendo mas artistas y mas hormas. Andante es hoy una fundación que gestiona una colección de arte que, según mis últimos datos, supera las ochocientas piezas y sigue creciendo.

A través de Olimpia Gutierrez, directora de Malakarte, con quien suelo participar en exposiciones, me ha llegado esta horma. Para mí fue una gran alegría,que contasen conmigo para formar parte de este gran proyecto.

Antes de recibir la horma, ya había realizado la asociación mental de la horma con un barco, en un ejercicio de regresión a mi infancia y juventud, en la que me gustaba primero jugar con barcos y mas tarde construirlos.  Por eso, aunque no había pensado ponerle título, cuando Ramón me preguntó si lo tenía, pensé que sería una buena idea asociarlo al mundo de los niños perdidos, de ahí el título que es el que reza en la cabecera de esta entrada.


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